El perfil óptimo de fuerza-velocidad no debe ser el objetivo del entrenamiento
- Manuel Gomez
- 30 jul
- 5 Min. de lectura
Por Athlete Plan
El Force-Velocity Profiling (FVP), propuesto por Samozino y colaboradores, se ha convertido en una herramienta popular para evaluar las capacidades de fuerza y velocidad de un atleta, especialmente en el contexto del salto vertical. Su concepto central es que existe un perfil “óptimo” de fuerza y velocidad que maximiza la altura de salto para una potencia mecánica dada [1].

Este planteamiento ha llevado a muchos entrenadores a centrar su programación en corregir el desequilibrio fuerza-velocidad (FVimb) hasta alcanzar un valor del 0 %, es decir, lograr un perfil equilibrado. Sin embargo, aunque el modelo es matemáticamente sólido, no debe confundirse con un principio rector del entrenamiento de fuerza en el deporte de rendimiento [2–4].
El modelo FVP: útil para analizar, pero no para entrenar
El modelo de Samozino parte de una hipótesis sencilla pero restrictiva: si la potencia mecánica máxima de un atleta está determinada, entonces existe una única combinación de fuerza (F₀) y velocidad (v₀) que maximiza la altura del salto vertical bilateral [1]. Esta combinación corresponde a lo que el autor denomina el perfil fuerza-velocidad óptimo, es decir, la pendiente ideal que permitiría al atleta convertir toda su potencia disponible en el mayor desplazamiento vertical posible.
Este razonamiento puede tener utilidad en contextos diagnósticos, especialmente cuando se evalúa el salto como gesto aislado. Sin embargo, convertir este perfil óptimo en el objetivo principal del entrenamiento de fuerza resulta metodológicamente erróneo. A continuación, se exponen cuatro razones esenciales, con su correspondiente fundamentación práctica y matemática, que explican por qué.
1. El modelo mantiene la potencia constante
En el modelo original de Samozino, la potencia mecánica útil máxima se calcula como:
Pmax = (F0 × v0) / 4
Donde:
F0 es la fuerza máxima teórica (cuando la velocidad es cero),
v0 es la velocidad máxima teórica (cuando la fuerza es cero).
Este valor de Pmax se considera constante en el modelo. Es decir, no se busca aumentar la potencia total, sino simplemente reorganizarla entre fuerza y velocidad para que su combinación sea más eficaz en términos de altura de salto vertical [1,2].
Entrenamiento real: En la práctica, el objetivo del entrenamiento de fuerza no es optimizar una potencia fija, sino aumentar tanto F0 como v0 al mismo tiempo, lo que produce una mejora real y progresiva del rendimiento:
↑F0 y ↑v0 = ↑Pmax
Optimizar el perfil F-V bajo una potencia constante puede tener utilidad en contextos de análisis o test aislados. Sin embargo, no representa el objetivo del entrenamiento deportivo, que es ampliar las capacidades neuromusculares absolutas y desplazar toda la curva fuerza-velocidad hacia arriba y hacia la derecha [5].
2. El perfil óptimo es específico del salto vertical
El modelo de Samozino se basa en un gesto muy estandarizado y limitado: el salto vertical bilateral partiendo de una flexión de 90 grados [1].
Sin embargo, este movimiento no representa las demandas técnicas ni coordinativas reales de los gestos deportivos. En la competición, los saltos y desplazamientos:
Ocurren en situaciones reactivas,
Suelen ser unilaterales o asimétricos,
Y requieren aplicar la fuerza en direcciones variadas (horizontal, diagonal, rotacional).
Además, el modelo ignora aspectos clave como el ciclo estiramiento-acortamiento, el tiempo de aplicación de fuerza o la presencia de oponentes y fatiga.
POR TANTO, aunque el perfil óptimo pueda ser útil en el análisis de un gesto aislado, su transferencia al rendimiento deportivo real es limitada si no se entrena en contextos específicos y funcionales [6].
3. Un atleta desequilibrado pero más potente es más completo

Ejemplo de comparación:
Atleta | F₀ (N) | v₀ (m/s) | FVimb | Pmax (W) |
A (equilibrado) | 2000 | 3.0 | 0 % | 1500 |
B (deseq) | 3500 | 4.0 | Alto | 3500 |
El Atleta B, a pesar de su desequilibrio, genera más del doble de potencia, lo que lo convierte en un atleta más capaz, adaptable y transferible [7]. El FVimb no indica limitación si se acompaña de un Pmax superior.
4. El objetivo real es desplazar la curva hacia arriba y a la derecha
Como señala Juan José González-Badillo:
“Si el entrenamiento es capaz de desviar la curva [fuerza-velocidad] hacia la derecha y arriba, ciertamente aumentará el área bajo la curva y por tanto, la potencia.” [8]
Esta afirmación se basa en una visión global del entrenamiento de fuerza: no se trata de buscar un perfil “ideal” en un punto concreto, sino de expandir todo el espectro de capacidades neuromusculares del atleta.
En términos prácticos, esto implica:
Aumentar F0: es decir, la fuerza máxima que el atleta puede aplicar ante resistencias muy altas, como ocurre en acciones de empuje, frenado o contacto físico.
Aumentar v0: es decir, la velocidad máxima con la que puede mover cargas ligeras o su propio cuerpo, como en sprints, saltos y cambios de dirección.
Ampliar el área bajo la curva F-V: cuanto mayor sea esa área, mayor será la capacidad del atleta para aplicar potencia útil en una variedad de situaciones deportivas.
Este enfoque no solo mejora la salida en un salto vertical, sino que potencia el rendimiento en todos los gestos donde fuerza y velocidad interactúan bajo diferentes condiciones: desde un sprint reactivo en fútbol, hasta un salto en desequilibrio en baloncesto o un empuje explosivo en rugby.
El entrenamiento eficaz no persigue una pendiente óptima teórica, sino que busca atletas más fuertes, más rápidos y más potentes. El verdadero progreso se logra cuando se desplaza la curva F-V hacia arriba y hacia la derecha, expandiendo el perfil, no equilibrándolo.
Conclusión
El Force-Velocity Profiling es una herramienta útil para el análisis técnico del salto vertical, pero no debe ser interpretado como una guía general para planificar entrenamiento de fuerza en deportes.
Perseguir un perfil F-V equilibrado puede ser útil en rehabilitación o en ciertos test, pero el objetivo del entrenamiento deportivo es desarrollar atletas más fuertes, más rápidos y más potentes, aunque eso implique un perfil desequilibrado.
En Athlete Plan lo tenemos claro: más fuerza, más velocidad, más potencia. No equilibrio artificial, sino rendimiento real.
COACH MANU
Referencias
Samozino P, Rejc E, Di Prampero PE, Belli A, Morin JB. Optimal force–velocity profile in ballistic movements – altius: citius or fortius? Med Sci Sports Exerc. 2012;44(2):313–322.
Samozino P, Morin JB, Hintzy F, Belli A. A simple method for measuring force, velocity and power output during squat jump. J Biomech. 2008;41(14):2940–2945.
Morin JB, Samozino P. Interpreting power–force–velocity profiles for individualized and specific training. Int J Sports Physiol Perform. 2016;11(2):267–272.
Jiménez-Reyes P, Samozino P, Cuadrado-Peñafiel V, Conceição F, Morin JB. Differences in sprint force–velocity characteristics in elite rugby players according to playing position. Int J Sports Physiol Perform. 2019;14(8):1048–1055.
Badillo JJ, Serna J. Bases de la programación del entrenamiento de fuerza. Madrid: INDE Publicaciones; 2010.
Bishop D. An applied research model for the sport sciences. Sports Med. 2008;38(3):253–263.
Morin JB, Samozino P. Sprint performance is related to muscle force output and mechanical effectiveness in sprint running. J Sports Sci. 2011;29(5):463–474.
Badillo JJ. Influencia del volumen y la intensidad en el entrenamiento de la fuerza y potencia muscular. Publice.info. 2022. Disponible en: https://publice.info/articulo/influencia-del-volumen-y-la-intensidad-en-el-entrenamiento-de-la-fuerza-y-potencia-muscular-745
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