Calambres musculares.
- Manuel Gomez

- 18 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Los calambres musculares asociados al ejercicio (EAMC) son una ocurrencia común en el deporte, particularmente hacia el final de los partidos, carreras y en condiciones de calor. Estos no solo afectan el rendimiento, sino que también aumentan el riesgo de lesión. En este artículo, exploraremos qué son los calambres, por qué ocurren y cómo los atletas pueden prevenirlos.
¿Qué son los calambres?
Los calambres se definen como contracciones musculares involuntarias, duras y dolorosas, a menudo acompañadas de un nudo palpable en el músculo. Estas contracciones pueden tener un efecto significativo en el rendimiento y presentan un riesgo aumentado de lesiones.
Causas y teorías:
Los calambres musculares son un fenómeno puesto que todavía se desconoce su fisiopatología. Según Minetto, 2013 existen dos hipótesis principales en las que se centran los investigadores para explicar su origen: la hipótesis de origen central y la hipótesis de origen periférico.
La hipótesis de la deshidratación y el equilibrio electrolítico: sugiere que los calambres musculares están asociados con la pérdida de líquidos y electrolitos debido a la sudoración intensa. Durante el ejercicio o en ambientes calurosos, la pérdida de agua y electrolitos, especialmente sodio y potasio, puede ser significativa. Esta pérdida altera el equilibrio electrolítico y la hidratación, lo que afecta la función de las células musculares y nerviosas, incrementando su excitabilidad y predisponiendo a los músculos a los calambres.
La deshidratación puede contribuir a estos desequilibrios, exacerbando los efectos en la función muscular y neuronal. Mantener un adecuado equilibrio de líquidos y electrolitos, mediante la ingesta apropiada de bebidas que contengan electrolitos, es crucial para prevenir los calambres, especialmente durante actividades físicas prolongadas o en condiciones de calor extremo. La reposición oportuna de líquidos y electrolitos puede aliviar y prevenir los calambres musculares (Bergeron, 2007).
Hipótesis del origen central: Esta teoría sugiere que los calambres musculares se originan en el sistema nervioso. La hipótesis plantea que hay un aumento en la excitabilidad del grupo de neuronas motoras, lo que puede llevar a contracciones musculares espontáneas y descontroladas. Factores como la fatiga podrían jugar un papel significativo en este aumento de la excitabilidad. La hipótesis del origen central enfatiza el papel de las vías espinales y supraspinales en el desarrollo de los calambres musculares.
Hipótesis del origen periférico: Por otro lado, la hipótesis del origen periférico se centra en el músculo mismo y su entorno inmediato. Esta teoría sugiere que los calambres son causados por cambios dentro del músculo o la unión neuromuscular, lo que lleva a una hiperexcitabilidad de las placas terminales motoras. Esto podría deberse a alteraciones metabólicas, deshidratación, desequilibrios electrolíticos o fatiga muscular local, causando un mecanismo de retroalimentación anormal que desencadena la contracción involuntaria del músculo (Schwellnus, 2009).
Prevención y manejo
Aunque el debate científico continúa, la prevención de los calambres se centra en abordar los factores conocidos que contribuyen a la fatiga y el desequilibrio electrolítico:
Mantén una hidratación adecuada: Bebe suficiente agua antes, durante y después del ejercicio para mantener una buena hidratación. La deshidratación puede ser un factor clave en la aparición de calambres.
Equilibrio electrolítico: Asegúrate de mantener un buen equilibrio de electrolitos, especialmente si estás haciendo ejercicio en condiciones de calor o durante periodos prolongados. Considera bebidas deportivas que contengan electrolitos, especialmente sodio, para reponer los perdidos a través del sudor.
Estiramiento y calentamiento: Realiza un calentamiento adecuado antes de la actividad física y estira regularmente, especialmente después de hacer ejercicio. El estiramiento puede ayudar a prevenir la rigidez muscular y reducir el riesgo de calambres.
Adaptación al entorno: Si vas a realizar ejercicio en un ambiente cálido o húmedo, da tiempo a tu cuerpo para que se adapte a esas condiciones. La aclimatación puede ayudar a reducir la posibilidad de calambres relacionados con el calor.
Dieta equilibrada: Mantén una dieta bien balanceada que incluya fuentes adecuadas de minerales esenciales como magnesio, calcio, potasio y sodio. Una deficiencia en cualquiera de estos nutrientes puede contribuir a la aparición de calambres musculares.
Conclusión
Los calambres son un desafío para los deportistas, pero con una comprensión adecuada de sus causas y medidas preventivas, los atletas pueden reducir su incidencia y asegurar un rendimiento óptimo.
Referencias
Minetto, M. A., Holobar, A., Botter, A., Farina, D. (2013). Origin and development of muscle cramps. Exercise and Sport Sciences Reviews, 41(1), 3-10.
Schwellnus, M. P. (2009). Cause of exercise associated muscle cramps (EAMC) – altered neuromuscular control, dehydration or electrolyte depletion? British Journal of Sports Medicine, 43(6), 401-408. DOI: 10.1136/bjsm.2008.050401
Bergeron, M. F. (1996). Heat cramps: fluid and electrolyte challenges during tennis in the heat. Journal of Science and Medicine in Sport, 19(3), 20-27. DOI: 10.1016/S1440-2440(96)80014-7
Bergeron, M. F. (2003). Heat cramps during tennis: a case report. International Journal of Sports Physiology and Performance, 8(3), 336-342. DOI: 10.1123/ijspp.8.3.336
Bergeron, M. F. (2007). Muscle cramps during exercise- is it fatigue or electrolyte deficit? Current Sports Medicine Reports, 6(4), S50-S55. DOI: 10.1249/jsr.0b013e3180a03dc1




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