top of page

Dietas bajas en hidratos y altas en grasas en el deporte.

El ámbito de la nutrición deportiva está en constante evolución, con diversas estrategias dietéticas siendo examinadas por su potencial para mejorar el rendimiento atlético. Entre estas, las dietas bajas en carbohidratos y altas en grasas (LCHF) han generado considerable atención. Aunque algunos abogan por sus beneficios, un examen más detallado, especialmente en el contexto del rendimiento atlético, revela una imagen matizada.


ree

El debate sobre los carbohidratos y grasas

Tradicionalmente, los carbohidratos han sido reconocidos como la principal fuente de combustible para el ejercicio de alta intensidad. Sin embargo, tendencias recientes han visto un cambio, con dietas LCHF ganando popularidad, sugiriendo que una mayor ingesta de grasas podría ser beneficiosa para la resistencia al mejorar la oxidación de grasas. Aún así, cuando se trata de actividades de alta intensidad, cruciales para deportes como crossfit o los deportes de equipo, la ciencia no respalda la eficacia de las dietas LCHF se pone en duda.


Implicaciones a corto plazo de las dietas LCHF

Se ha demostrado que la adaptación a corto plazo a las dietas LCHF perjudica el rendimiento. Christensen y Hansen (1939) notaron que incluso un breve período en una dieta alta en grasas podría disminuir la resistencia a la fatiga. Esto se ve corroborado por estudios de finales de los años 60, que asociaron bajos niveles de glucógeno muscular con un aumento de la fatiga durante el ejercicio prolongado (Bergstrom & Hultman, 1967; Hultman, 1967). Además, los atletas en dietas LCHF a menudo reportan niveles más altos de esfuerzo percibido durante el ejercicio, lo que podría obstaculizar la efectividad del entrenamiento.



Efectos y adaptaciones a largo plazo

Mientras que el cuerpo puede adaptarse para utilizar grasa de manera más eficiente con el tiempo, la transición a un metabolismo dominado por grasas no necesariamente se traduce en un rendimiento atlético mejorado. Por ejemplo, se producen adaptaciones en las actividades enzimáticas mitocondriales que favorecen la oxidación de grasas, sin embargo, estos cambios podrían no superar las limitaciones impuestas por la disponibilidad reducida de carbohidratos (Hawley, Brouns & Jeukendrup, 1998; Jeukendrup, 1999).

En particular, Burke et al. (2002) exploraron si un período de adaptación a una dieta alta en grasas podría inducir cambios enzimáticos beneficiosos en el músculo, solo para encontrar que estas adaptaciones no compensaban los déficits de rendimiento asociados con niveles bajos de glucógeno muscular.


Las aplicaciones prácticas de las dietas LCHF en contextos atléticos proporcionan información valiosa. Burke et al. (2016) estudiaron a marchadores de élite, encontrando que aquellos en una dieta LCHF tuvieron un peor rendimiento en una carrera de 10 km en comparación con sus contrapartes de alta ingesta de carbohidratos. Esto sugiere que, a pesar del aumento en la oxidación de grasas, la menor economía de ejercicio (mayor utilización de oxígeno para la misma intensidad) en una dieta LCHF puede ser perjudicial para el rendimiento.


ree

Además, estudios como los de Helge, Wulff y Kiens (1998) demuestran que incluso después de adaptarse a una dieta alta en grasas, el rendimiento de los atletas no iguala al de aquellos en una dieta alta en carbohidratos, enfatizando el papel crítico de los carbohidratos en contextos de ejercicio de alta intensidad.


Contextualizando la discusión: Rendimiento vs. salud

Es crucial distinguir entre discusiones sobre salud y rendimiento al evaluar las dietas LCHF. Las necesidades metabólicas de un atleta de élite difieren significativamente de las de un individuo sedentario o alguien con trastornos metabólicos. Por lo tanto, mientras que las dietas LCHF podrían ofrecer beneficios para la salud en ciertas poblaciones, su aplicabilidad para la mejora del rendimiento en atletas sigue siendo cuestionable.


Recomendaciones para atletas

Dada la evidencia, se recomienda que los atletas, especialmente aquellos involucrados en deportes de alta intensidad que aborden las dietas LCHF con precaución. Una estrategia de nutrición periodizada, donde la ingesta de carbohidratos se ajusta en función de las demandas de entrenamiento y competición, parece ser más conducente para optimizar el rendimiento.


Conclusión

La relación entre la dieta y el rendimiento atlético es compleja e individualizada. Si bien las dietas LCHF pueden ofrecer beneficios metabólicos en contextos específicos, su eficacia para mejorar el rendimiento atlético, especialmente en deportes que requieren esfuerzo de alta intensidad, no está respaldada de manera concluyente por la evidencia actual.
Los atletas y entrenadores deberían considerar estas estrategias dietéticas dentro del contexto más amplio de las necesidades energéticas individuales, las demandas de entrenamiento y el papel crítico de los carbohidratos en el ejercicio de alta intensidad.
COACH MANU

Referencias

  1. Burke, L. M., & Hawley, J. A. (2002). "Effects of short-term fat adaptation on metabolism and performance of prolonged exercise".

  2. Helge, J. W., Wulff, B., & Kiens, B. (1998). "Impact of a fat-rich diet on endurance in man: role of the dietary period".

  3. Hawley, J. A., Brouns, F., & Jeukendrup, A. (1998). "Strategies to enhance fat utilisation during exercise".

  4. Jeukendrup, A. E. (1999, 2002, 2003). Varios estudios sobre metabolismo de grasas y carbohidratos en el ejercicio.

  5. Jeukendrup, A. E., & Gleeson, M. (2018). "Sport Nutrition".

Comentarios


bottom of page