Limitaciones del entrenamiento neuromuscular en el desarrollo de la potencia y el rendimiento intermitente de alta intensidad
- Manuel Gomez

- 27 jul
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El entrenamiento neuromuscular (ENM) ha demostrado ser eficaz en la prevención de lesiones y la mejora del control motor, especialmente en poblaciones jóvenes o en procesos de readaptación.
Sin embargo, su uso como método principal para mejorar el rendimiento en deportes de potencia y deportes intermitentes de alta intensidad presenta limitaciones biomecánicas, neuromusculares y fisiológicas.
Este artículo revisa críticamente las evidencias científicas sobre el impacto del ENM en atletas avanzados, comparándolo con métodos como el entrenamiento de fuerza máxima, el entrenamiento basado en la velocidad (VBT) y el entrenamiento pliométrico.
El ENM se enfoca en la mejora de la propiocepción, la estabilidad articular y la coordinación motora mediante ejercicios técnicamente controlados y de baja carga. Su eficacia ha sido validada en programas de prevención de lesiones, especialmente en mujeres jóvenes (Myer et al., 2005) y poblaciones con déficit motor (Behm et al., 2017).
Sin embargo, en atletas avanzados, donde el rendimiento depende de la capacidad de generar y absorber grandes fuerzas a alta velocidad, el ENM no ofrece un estímulo suficiente para inducir mejoras significativas.
Además, la introducción sistemática de perturbaciones externas durante los ejercicios de fuerza (como superficies inestables, estímulos de inestabilidad o tareas duales cognitivas) perturba el gesto motor, interfiere con la mecánica de producción de fuerza y reduce variables clave como el pico de fuerza (peak force), la potencia máxima (peak power) y la tasa de desarrollo de la fuerza (RFD).
Cuanto mayor sea el grado de perturbación añadido a los ejercicios de fuerza, menor será la cantidad de fuerza y velocidad que el atleta podrá aplicar y por tanto mayor será la interferencia con los objetivos del entrenamiento de fuerza.
Esto compromete la eficacia del entrenamiento, especialmente en deportistas cuya disciplina requiere aplicar fuerza en patrones específicos, con alta estabilidad, velocidad, potencia, fuerza y coordinación (Behm et al., 2010; Cormie et al., 2011).
Beneficios y aplicaciones del ENM
Entre los beneficios del ENM se incluyen:
Reducción del riesgo de lesión, especialmente en mujeres jóvenes (Sugimoto et al., 2015).
Mejora de la propiocepción y el control articular (Taube et al., 2008).
Complemento en procesos de readaptación o fases técnicas (Cressey et al., 2007).
Limitaciones del ENM para el desarrollo del rendimiento
Baja sobrecarga mecánica
El desarrollo estructural de tejidos como el hueso, el tendón, la articulación y el tejido muscular requiere cargas externas elevadas que provoquen una respuesta adaptativa. El ENM, al utilizar cargas ligeras y ambientes inestables, no estimula lo suficiente estas estructuras, lo que limita su capacidad para preparar al cuerpo frente al estrés competitivo (Suchomel et al., 2016).
Adaptaciones neurales insuficientes
El rendimiento en deportes de alta intensidad exige una activación eficiente de unidades motoras y una alta tasa de desarrollo de la fuerza. Sin esfuerzos cercanos al máximo ni velocidades elevadas de ejecución, el entrenamiento neuromuscular (ENM) no entrena la rigidez del sistema neuromuscular ni la capacidad de transmitir fuerza con eficacia (Stöggl & Sperlich, 2015). Aunque algunos métodos basados en perturbaciones o inestabilidad argumentan mejorar la coordinación intermuscular, lo hacen a velocidades y niveles de potencia que resultan inespecíficos respecto a los gestos competitivos. Además, uno de los componentes clave del rendimiento neuromuscular es el desarrollo de la coordinación intramuscular, es decir, la capacidad del sistema nervioso para reclutar la mayor cantidad de fibras musculares dentro de una misma unidad motriz. Este proceso solo se optimiza mediante la aplicación de grandes niveles de fuerza, característica ausente en muchos protocolos de entrenamiento con cargas ligeras o condiciones de inestabilidad.
Disminución de la fuerza y potencia en superficies inestables
El uso de superficies inestables disminuye la capacidad de generar fuerza (hasta un 30% menos según Behm et al., 2010), reduciendo el tiempo bajo tensión efectivo para los tejidos. Esto impide el fortalecimiento estructural y compromete la transferencia al rendimiento específico en sprint, salto o cambio de dirección (Jeffreys, 2006).
Insuficiencia en el desarrollo estructural
El ENM no promueve una adaptación suficiente del sistema músculo-esquelético para soportar las exigencias de competición.
Al no alcanzar niveles de tensión mecánica relevantes, no se induce el fortalecimiento del tendón, la densificación ósea ni el acondicionamiento de las articulaciones.
Como consecuencia, se generan tejidos frágiles, incapaces de tolerar tolerar las demandas de competición.
Esto se refleja en el alarmante aumento de lesiones musculares, como las roturas de isquiosurales, cuya incidencia se ha duplicado en el fútbol de élite según informes recientes (FIFA Injury Report, 2022).
Evidencia en deportes de potencia e intermitentes
En halterofilia, la fuerza intermuscular coordinada bajo carga pesada es clave. El ENM no replica estos estímulos (Seedman, s.f.).
En velocidad y deportes de equipo, donde el ciclo estiramiento-acortamiento y la rigidez reactiva son fundamentales, el ENM no mejora la producción de potencia ni reduce tiempos de sprint (Cormie et al., 2011).
Métodos eficaces alternativos
Fuerza máxima: Mejora el pico de fuerza, la rigidez neuromuscular y la eficiencia del sistema motor (Stone et al., 2006).
Entrenamiento basado en la velocidad (VBT): Permite regular la carga en función de la velocidad real, fomentando la intención explosiva (Mann et al., 2015).
Pliometría: Mejora el uso del reflejo miotático, la rigidez del sistema músculo-tendón y la capacidad reactiva (Markovic & Mikulic, 2010).
Conclusiones y recomendaciones
El entrenamiento neuromuscular es una herramienta útil en contextos de prevención y control motor.
Sin embargo, en deportes donde la producción de potencia, la velocidad de ejecución y la fuerza máxima son determinantes, debe considerarse un complemento y no el eje central del programa.
La evidencia científica apoya el uso de métodos como la fuerza máxima, la pliometría y el VBT como pilares del desarrollo del rendimiento.
COACH MANU
Referencias
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